
A estas alturas creo que debe de haber alguna balanza en alguna parte, que se encarga de que, cuanto más felices somos, algo nos recuerde que la felicidad es un estado momentaneo....
La siguiente historia, como todas las de este blog, sucedió.
Por más inverosímil que parezca, es la crónica de una instalación y los avatares de la misma.
De cómo lo que suponía simple acto, terminó en una lucha contra la burocracia, la ineficiencia de los call centers y la falta de una política de satisfacción del cliente. La voy a dividir en varias publicaciones, porque es un tanto extensa.
Disfruten la lectura!!!
Un consumidor argentino – la pequeña novela de frávega
Por alguna razón el 21 de octubre andábamos por el alto palermo. Creo que fuimos a comprar mi ropa para el civil. Sí, compramos el pantalón en ufo, donde nos hicieron un 25% de descuento por pagar con la tarjeta RIO –¿Pero acá en el ticket no se ve ningún descuento? –Quedate tranquilo que después te lo reintegra el banco, fijate en el próximo resumen de cuentas. También compramos la camisa en old bridge donde no nos hicieron ningún descuento. No sé por qué uno termina en estos lugares en donde se aglomera la gente para realizar compras los fines de semana. –Es que está todo junto ahí, es más rápido. Compramos todo y nos volvemos a casa; o tomamos algo, o de última cenamos allá. Cada local de un shopping está atestado de empleados parejamente
ineficientes que se miran todo el tiempo con cierta complicidad, bromean entre ellos y nunca, nunca le pegan al talle ni al color de la camisa que uno quiere.
–Ya que estamos acá, ¿por qué no compramos el aire acondicionado? Total lo pagamos con la tarjeta y nos quedamos con la guita que nos dieron tus viejos para pagar los muebles, querés?
–Si, dale. En realidad a mi me había caído bien el gordito que nos atendió en la sucursal de frávega del
abasto, y si van a comisión hubiera preferido dársela él; nos asesoró bien, yo que sé… Pero tenemos que resolver esto y rápido; además no es cosa de andar haciendo beneficencia a cualquier gordito simpático que uno se cruce por ahí. –Compramos uno de 3000 frigorías, entonces. Porque si le preguntas a estos te van a decir cualquier cosa. –Si, mi amor, el que habíamos visto.
El local de frávega del alto palermo está en un rincón arriba del todo. Uno no entiende cómo les pagan a estos tipos por estar todo el día boludeando, haciéndose bromas, mirando a las minas que pasan, totalmente faltos de predisposición para el laburo. Más incomprensible aún es que uno vaya, ande persiguiendo a los vendedores y compre! –Tienen el mejor precio, ¿adonde vas a ir? –Sí, aparte en todos lados es igual.
–Hola, si, estábamos viendo un aire acondicionado sigma…? –Si, esperá, a ver…, justo el chico del sector está ocupado… ¿ustedes tenían algo visto, ya? – Si éste de acá, de 3000 frigorías. –Ah, bueno entonces pasá por acá que ya lo hacemos. Tenés el mismo precio en 12 cuotas sin interés con tarjeta. –Bueno dale. –Listo, la chica te cobra. Antes de irnos se nos acerca el vendedor –Fijate que por comprarlo hoy, que está en promoción, tenés la instalación básica sin cargo; eso sí, lo tenés que hacer con el instalador oficial de frávega para que te lo cubra la garantía; llamás el lunes a primera hora a este número y te dicen que instalador te toca según la zona. –Ah, buenísimo, gracias. Y nos fuimos a tomar un café con un lemon pie, Erica, y una coca con un tostado, yo. Felices burgueses
ambos.
–¿Qué falta, el disk-jockey, hay que terminar de pagar el catering…ah, y los livings? –Esto de la fiesta no se termina nunca. ¿Lo de la luna de miel ya esta todo, no? -Si, bueno, pensá que ya se viene el calorcito y vamos a tener el aire en la habitación, vamos a poder descansar mejor…¿Te imaginabas que te ibas a casar alguna vez? –Nunca pensé mucho en el tema…la verdad que no.
Hay cosas que son difíciles de imaginar. Hay otras en las que uno prefiere no pensar. Pero esta no es la historia del casamiento. El evento no fue más que un mientras tanto para el problema retorcido, bizarro y ridículo que les quiero contar.
El lunes por la mañana llamo al call center de frávega. Me atiende Natalie. Nuestro instalador es díaz y padín. –Se van a estar comunicando con ustedes dentro de las 48 horas, igual le doy el número del instalador.
Esto recién empieza...
Nunca me llamaron. El miércoles por la mañana llamo a díaz y padín. –Preferiría que fuera un sábado, así no tengo que faltar al trabajo... sí, el sábado 4 de noviembre está bien... sí, a las nueve... gracias.
CONTINUARÁ
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